American Dream

COLUMNA NO ME GUSTA TU PAÍS

Mujercitos Magazine
5 min readOct 2, 2020
ArtCover por La Mamarracha

Por Victor Fernández

Entonces, ¿el que no ama a su patria no quiere a su madre?, ¿tu madre? No creo. La verdad hace long time ago que decidí dejar de escuchar esas frases de tortura psicológica que les dicen a los niños en las escuelas. Quizá el amar algo tenga que llevar intrínseco el preocuparse por él y al menos a mí me dan igual las cinco franjas y la estrella y el fusil que vibraba en la montaña. Todos esos son símbolos y los símbolos traicionan.

También estoy aburrido porque todo lo que me han presentado aquí, además de estar un poco feíto, me lo han presentado de la manera más aburrida posible, poco erótica, para nada atractiva. Las cosas obligatorias son aburridas. Silvio Rodríguez, Buena Fe, Eduardo Sosa, Raúl Torres y toda la brigada de respuesta rápida de la AHS son aburridos. Hasta Eduardo del Llano, que cumpliendo una misión secreta de la UNEAC saltó a defender la República post-castro-ruso-comunista de Kuva sin que nadie le preguntara. Soooooo boring.

Pero qué se le va a hacer, los artistas son aburridos, el gobierno es aburrido, el mojón latinoamericano de la plata en las raíces de Los Andes es aburrido, San José Martí es aburrido, el twenty six de julio es aburrido. Toda la cefalea en modo de cancioncita/poema/reflexión sobre la nostalgia del Malecón es aburrida. Todo es aburrido y feo, sobre todo muy feo. Sin colores ni esperanza y cuando miro alrededor y veo los especímenes a los que debiera llamar compatriotas, me dan ganas de haberme quedado en forma de esperma en un condón. La culpa no es de ustedes, compatriotas, al menos no de todos.

De ahí que, a diferencia de muchos amigos (los dos que tengo), mi sueño americano sea el siguiente: entrarle a Las Vegas (Nevada) en un deportivo con una rubia (eslovaca inmigrante ilegal), una mulata (marroquí inmigrante ilegal), una negra (botsuanesa inmigrante ilegal) y una asiática (hongkonesa inmigrante ilegal). Matricularme en un casino y que aparezca un camarero disfrazado de pretoriano con una bandeja de oro y dieciocho líneas de cocaína. Todo muy exótico.

Como ven, un sueño americano común y corriente, de los básicos, de los que te produce ver películas de Hollywood hechas para recaudar 170 millones de dólares y no para que estudiantes de cine y críticos se reúnan a encontrarle el porqué de la situación central en el contexto lúdico del panorama de la experiencia creativa…

Entonces, cuando me veo y veo a mis amigos me pregunto una cosa, ¿mi sueño americano está mal? Hay una parte lacrimosa del irse de aquí que hace que se me erice la piel y no de modo sexy. La parte lacrimosa a la que me refiero y he presenciado muchas, muchas veces, es cuando en medio de una despedida sueltan un discurso así: “tienes que luchar por la familia, echar pa alante y trabajar mucho, nunca se te olvide por qué te vas”. ¿Por qué se va? ¿Para ser esclavo?

O este: “yo te saco apenas consiga un trabajo. Que conste que me voy porque estos singaos no me dejan levantar cabeza, pero yo no voy a olvidar mis raíces.”

Este: “sabes que no me queda opción, aquí no tengo cabida.” (Nadie)

Este también: “no te preocupes que apenas llegue yo te mando todo.” (Todo es todo)

Y este otro: “me llevó mi bandera en el corazón y lucharé por la libertad. Martí es mi guía.” (Este parece inventado, pero fue real)

Pero ahí no termina la cosa. También vale la pena escucharlos cuando ya llevan el tiempo suficiente para que el gorrión de bienvenida haya pasado. Por ejemplo:

“Mi isla bella, me duele verte sufrir.” (Este me enerva de manera especial)

“Mi Cubita hermosa, haberme ido siempre me va a arrancar el alma.”

“Mi isla bella, en ti dejé los mejores años de mi vida.” (Esta persona presenta problemas dramatúrgicos importantes en su vida)

“Mi Cubita linda, hay que echar pa alante, no te rindas.” (A este nunca se le salió el compañero de adentro)

“Mi isla bella, mi corazón está en cada uno de tus derrumbes.”

Amiguitos que leen, ¿se dieron cuenta que al emigrar la isla bella pierde el nombre propio?

El sueño americano debe ser una idea muy empañada para los cubanos, siempre encadenados a una hilera interminable de cosas feas y aburridas, como Randy Alonso. Empañados de planes maquiavélicos de conquista mundial e inversiones en discursos y en la industria aeroespacial. Yo sé que el futuro de esta isla es ser el Estado №53 o en otro caso, ser el Israel del Caribe. En lo que eso llega y en lo que saltan las nuevas vertientes del patriotismo, el sueño americano de los cubanos me sigue pareciendo flemático y por supuesto, aburrido, como los cubanos en sí.

Confieso que una vez, en medio de un desvarío y preocupado por otras personas, decidí quedarme, y esa estancia terminó aplazándose por más de cinco años. No, no fue por amor a la patria ni a esos lastres tercermundistas. Estoy seguro de que lo entenderían, pero de una manera muy aburrida.

En fin, es lo que les toca a ustedes los cubanos, los cubanishis, los cubanoskis, los cubanazis, los cabezadecubos. Pero no se me pongan tristes, mejor oféndanse, pero tristes jamás. Aprovechen el tiempo en vez de quejarse por los problemas que hay y no van a resolver, porque esa fue una parte importante de la maldición aborigen; el indio dijo: todo el que nazca en esta tierra va a ser sumiso, dócil, obediente, disciplinado, sometido, subordinado, manso, manejable, reducido, vencido, esclavizado, subyugado, avasallado, oprimido, lobotomizado, domado, domesticado, intimidado, disciplinado, poseído, eventualmente capitulado, va a ser todo un pionerito. ¡De pinga, qué clase de odio le tengo al indio asqueroso ese! ¡Abajo los pueblos originarios! Y sobre todo los españoles.

Bueno, como les decía, en vez de suspirar, pónganse a hacer ejercicios creativos sobre cómo sería su sueño americano. Pero olvídense de la moral cristiana que tenemos todos los occidentales y échense un sueño americano donde los más importante sean ustedes. Donde ustedes sean el centro del universo, porque aunque lo entiendan mal, es cierto que todos y cada uno de nosotros somos el centro del universo. Y ya, que me ha dado por discurrir, que no es lo mismo que discursar.

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