Carta a Miguel Díaz-Canel

Mujercitos Magazine
3 min readMar 8, 2021
ArtCover Claudia Patricia

La Habana, 8 de marzo de 2021

A su Excelencia Miguel Díaz-Canel

Presidente de la República de Cuba:

Cuba es hace tiempo una isla poco acogedora. La culpa no es del clima. La culpa de que cada día que pase sea insostenible vivir aquí, la tienen usted, sus compatriotas y todo lo que lo ha antecedido. La insípida expresión de su rostro, Sr. Presidente, solo puede significar que no hay futuro y como el ser humano es nómada por naturaleza, debemos buscar el futuro en otra parte.

¿Sabe qué nos sucede? Es que estamos cansados. Cansados de que la vida inmediata en esta isla sea una aventura que solo consume neuronas y rompe corazones a infartos. Estamos cansados del poco valor que va tomando nuestra vida mientras pasamos un segundo más aquí. El tiempo es algo muy valioso y en Cuba ese valor es nulo.

Estamos cansados de la desteñida estética de su mal logrado proyecto nacional. De administraciones improvisadas, de dirigentes obesos y sus ordinarios cuadros del Partido. ¡Qué feo todo! Estamos cansados de los héroes, la bandera, la inmortalidad, de la patria y por transitividad, de sus compatriotas. De la poca imaginación que emana en esta tierra donde lo único que producen sus nativos, en contra o a favor de usted, son consignas. Estamos cansados de consignas.

Estamos cansados de las buenas costumbres, del moralismo criollo, la falsa religiosidad y las millones de manos de Orula de producción nacional. De la salsa, la timba, la conga y sus mulatas. Estamos cansados del ron y el tabaco. De la marginación y la marginalidad impuesta. De madres y padres con complejo de mártires y síndrome de Estocolmo.

Estamos cansados de los callejones sin salida que impone la burocracia, de la superioridad de poder del oficialismo sobre los derechos humanos. De la desidia, el desespero y la impotencia que se respira en esta isla. De la generación histórica y de la corrupción histórica. Estamos cansados de lo histórico y estamos cansados de imposiciones y sacrificios. De esperar, y en esa espera ya estamos cansados de no entender la mala voluntad de su administración hacia nosotros.

Quédense con su isla. Quédense con su patria. Quédense con su bandera. Con el tocororo y la palma real. Quédense con la historia. Quédense con sus mártires, con Fidel y el sentido del momento histórico, con Martí enterrado en Oriente, con Maceo en el Cacahual, con la sangre derramada, con el incendio de Bayamo, con la Soberanía, con la Independencia. Quédense con sus montañas, con la flora, la fauna, la Sierra Maestra, El Escambray, las vegas de tabaco, los cañaverales, el marabú, la Ciénega de Zapata, los cocodrilos, las peleas de gallos. Quédense con la Letra del Año, los aguaceros, el calor del mediodía, las playas, Varadero, Santa María, Guanabo, los cayos todos. Quédense con cada camarón que haya en las zonas de pesca, quédense con todos los ríos, el Almendares, El Cauto, El Toa, el Cuyaguateje. Quédense con cada terruño nacional, cada cueva, cada hueco.

Quédense con todas las ciudades. Con La Habana, con las otras 14 provincias y el municipio especial. Quédense con las casas, las mansiones de Siboney, las casonas coloniales. Quédense con todos los cascos históricos que se quieran encasquetar. Quédense con cada escuela, cada instituto politécnico, cada universidad. La educación, la alfabetización, la medicina gratis, las misiones internacionales, los médicos sacrificados, las glorias deportivas, las medallas de la revolución, los combatientes, las reuniones del CDR, los policías, los agentes, las estaciones, los cuarteles, las FAR, el MININT, ETECSA, la Seguridad del Estado. La Plaza de La Revolución, El Yate Granma, los bustos de Martí. Quédense con el ICRT, con El ICAIC, con todos los museos, con el Ballet Nacional, con toda la cultura, con la plástica, con los libros nacionales, con la continuidad, con la ratificación a toda hora de casi todo. Quédense con todo, no queremos nada, quédense con el cielo, con las nubes pasajeras, con el firmamento cubano entero.

Por lo tanto, Sr. Presidente, suponiendo que usted sea la máxima autoridad del país, le pedimos oficialmente que nos destierre. Sabemos que no es una idea muy popular lo de apátrida, pero solo le pedimos que actúe rápido, no queremos esperar 62 mil milenios para tener una vida, esas son demasiadas reencarnaciones.

Dirección Editorial de Mujercitos Magazine

--

--