
Caso #55: Aristócrata vegetariano.
Detective Psíquico
Por Román Gutiérrez
En una ocasión, en un bar, se me acercó una chica. Conocida mía. Estaba medio borrachita y se veía dolida por algo. Se sentó a mi lado en la barra y empezó a hacerme una historia del tipo: todos los hombres son iguales, unos infladores y unos charlatanes.
En ese momento, yo no quería que nadie me molestara, mucho menos ella, pues ya la conocía de dar esos petates. Necesitaba que se fuera, pero no se iba. Se lo dije par de veces: ¡Vete, vete! No hizo caso. Cuando me disponía a moverme de lugar y dejarla con su cantaleta me dijo:
–A ver, demuéstrame que estoy equivocada, yo digo que los hombres son unos pamplineros, tú, que dices que te sabes los signos del zodiaco de todo el mundo, respóndeme: ¿qué signo del zodiaco es el Conde Pátula?– Y sacó un monedero que tenía impresa una imagen del pato vampiro y lo puso encima de la barra.
–Si me convences me voy– dijo.
Por mi madre que en ese momento lo que más quería en este mundo era que se fuera. Así que cerré los ojos, hice un esfuerzo y en el próximo minuto, sin dudarlo, le dije como respuesta definitiva: El Conde Pátula es Virgo.
Abrió los ojos como un sapo.
–Mijo, ¿eso es en serio?
–En serio– le dije.
En ese momento, su expresión de angustia fue remplazada por el brillo de alegría más grande que he visto en mi vida.
–Mi ex, el que me regaló el monedero, es Virgo también, ¿¡qué casualidad, eh!?
–Nada es casualidad– le dije.
Pero ella, en su hostilidad habitual:
–Mijo, ¿cómo tú sabes que es Virgo?
Y ahí fue cuando le refresqué la memoria:
–En la serie del Conde Pátula (Count Duckula), cada capítulo comenzaba con la voz en off del narrador pronunciando un discurso a modo de introducción. Era así:
El Castillo Pátula ha albergado durante varios siglos a una cruel dinastía de malvados patos vampiros: los Condes de Pátula. Se dice que a estos seres horrendos se les puede destruir clavándoles una estaca en el corazón o exponiéndolos a la luz del sol. Sin embargo, esto no es suficiente, ya que vuelven a la vida a través de un rito secreto que se realiza cada siglo cuando la luna se encuentra en la octava casa de Acuario.
Paremos aquí. Cuando analizamos la carta natal de cualquiera, el signo donde esté ubicado el sol, es el que le corresponde a la persona. Pero aquí se está analizando a un vampiro, por eso no sirve tomar en cuenta la ubicación del sol. Un vampiro es un ser de la oscuridad, es incompatible con el astro rey, así que, hay que ir directamente a ver en qué signo está la luna, que es la luminaria nocturna. Por ahí ya vamos entendiendo por qué el narrador solo la menciona a ella: …cuando la luna se encuentra en la octava casa de Acuario. Por ahí va la cosa.
Entonces, recordemos que el zodiaco es una rueda de doce signos consecutivos o doce casas. Si el narrador dice: …cuando la luna se encuentra en la octava casa de Acuario, quiere decir que hay que poner a Acuario en primer lugar y avanzar por orden zodiacal ocho casas más hasta llegar a la octava, donde se encuentra la luna de esa noche-ritual del nacimiento del Conde.
O sea, por orden de signos:
1ra casa: Acuario
2da casa: Piscis
3ra casa: Aries
4ta casa: Tauro
5ta casa: Gemini
6ta casa: Cáncer
7ma casa: Leo
8va casa: Virgo. La luna está aquí, en esta casa. Pátula es Virgo. Y sobran ejemplos para probarlo.
Virgo se simboliza con una Virgen o un Ángel Solar Alado, pero cuando hay luna en vez de sol, noche en vez de día, la cosa se invierte y un Ángel Solar invertido es un Demonio nocturno, un vampiro. La constelación de Virgo es una virgen que sostiene unas espigas de trigo en la mano, simbolizando los cereales. Cereales, frutos secos. Sabemos de sobra que Pátula es un vampiro vegetariano y no come carne ni chupa sangre, le da asco, y aquí también vemos lo quisquilloso e hipocondríaco que suele ser un Virgo, cuando de dieta alimenticia se trata. Otra cosa, no olvides que Virgo es el signo del servicio, la pérdida y la entrega, y Pátula, aparte de ser un aristócrata que ha perdido su fortuna, no posee otro patrimonio que no sean sus dos fieles sirvientes: Igor y Nanna.
–Mijo, qué lindo eso…
En ese momento sonó su celular y se levantó como un resorte, se fue hablando con alguien por teléfono, alguien que intuyo era su ex, el Virgo. Y en ese momento me acordé de otra característica principal de los Virgo. Suelen interrumpir cualquier conversación sin proponérselo, les sale así. En este caso, nunca me sentí más feliz de ser interrumpido. Ese signo es perfecto.