Detective Psíquico

Caso # 00: Oreja no pasa cabeza

Mujercitos Magazine
3 min readSep 23, 2020
ArtCover por GarcíaGomez

Por Roman Gutiérrez Aragoneses

Aries es el primer signo del Zodiaco y el que da comienzo a la primavera. Se simboliza con un carnero, el cual posee todo el vigor que se necesita para dejar atrás el gélido invierno que mantiene a humanos y animales dentro de sus casas y madrigueras. Para los que no han visto a un Aries ni en fotos, les diré que es un carnero que tiene una cornamenta circular con la que embiste a sus enemigos dando potentes cabezazos. Aquel instrumento de la antigüedad con que los soldados en la guerra derribaban las compuertas de los castillos (y que casi siempre tenía cabeza de carnero) se llamaba Ariete en honor a este animal.

Por lo antes dicho, podemos darnos cuenta por qué este signo en la astrología rige la cabeza en el cuerpo humano. Esa zona es importantísima para las personas que nacen bajo este signo. Mi consejo es que siempre deben cuidársela, puesto que es muy normal que muchos Aries sufran golpes y padecimientos en esta región. Cuando digo cabeza, incluyo todo lo que está en esa zona, da lo mismo si es la nariz, el mentón, la frente o el cerebro.

La cabeza es el cuartel general del cuerpo y es ahí donde está ubicado el cerebro, órgano que interconecta todos los “cables” que transportan las emisiones vitales. Al impulso de los carneros que se enfrentan a topetazos se le llama impulso primordial, esto se conoce normalmente como “meter cabeza”. Tienen energía de sobra para derrochar, son como cráneos ardientes que van rodando hacia el encuentro de la vida. El hecho de ir constantemente hacia adelante, hace que muchos Aries no acepten retroceder. Se podría decir que, en su Manual de Leyes del Tránsito, la señal de “Ceda el Paso” no existe. Cuando fijan un destino, no paran hasta llegar a él.

El famoso pintor Francisco de Goya (1746–1828), quien pintó el popular cuadro “La Maja Desnuda”, tiene que ver con esta historia. No necesito conocer a Goya en persona para darme cuenta que era un Aries sacado del manual. El célebre pintor, en un viaje que hizo a Andalucía en el invierno de 1793, sufrió un raro trastorno que le proporcionó intensos vértigos, pérdida de visión y oído. Con el tiempo, se recuperó de todo eso, excepto de la sordera.

Como hemos visto, todos estos males atacaron la zona de la cabeza donde se encuentra el dichoso cuartel general de los sentidos. Goya fue sordo hasta los últimos días de su vida.

Todas las enfermedades ocurren por un mal funcionamiento de la psiquis de las personas. Si uno afronta mal la vida a nivel psicológico, luego el cuerpo físico paga los platos rotos. Simple. Incluso los accidentes que les ocurren a las personas son el reflejo de que algo andaba mal a la hora de concebir, de ser o de estar en la vida. Las fatalidades suceden por alguna razón intrínseca, las casualidades no existen, los accidentes no son tan accidentales, tanto estos como las enfermedades provienen de la misma fuente: la ignorancia. Ser ignorante no es solo desconocer un asunto, ser ignorante es simplemente actuar antes de razonar. Y de esta pata cojea Aries.

Sigamos.

Vincent Van Gogh (1853–1890) es el otro pintor del que quería hablarles. Aparte de no haber vendido ni dos cuadros en su vida y ser uno de los pintores que más admiro, es otro ejemplo clásico de un Aries impulsivo. Era pelirrojo (rojo es el color de Aries) y muy conocido por la intensidad de su carácter, se sabe que sufría de ataques de delirio persecutorio y que sus inestabilidades lo llevaron a extremas depresiones. Una vez más constatamos que cuando el cuartel general de la cabeza anda mal, las órdenes que recibe el cuerpo son inservibles. Como Goya, Van Gogh también estuvo marcado por varias enfermedades, pero no son sus problemas psiquiátricos los que quiero señalar. Así como Goya quedó sordo de cañón, Vincent, en una bronca, perdió un pedazo de su oreja. Y aquí vemos cómo el destino astrológico afectó a estos dos pintores Aries. Daño interno en uno, daño externo en el otro. Goya, en el oído, Van Gogh, en la oreja.

Tanto Vincent Van Gogh como Francisco de Goya nacieron un 30 de marzo.

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