LOS BESOS SE REEDITAN

Mujercitos Magazine
2 min readSep 1, 2020
ArtCover por GarcíaGomez

Por Antonella Glez

El primer gesto conceptual del amor es un beso. Pero la transa para obtenerlo se puede convertir en una odisea o en un simple suspiro romántico que resulte de la comprensión labio espacial, del acercamiento y el mutuo acuerdo. Por supuesto, hay distintos tipos de besos: unos de roce leve, otros de contacto preciso, otros largos, otros flácidos y otros desnaturalizados.

El sentirse pleno con la pareja resulta de la constancia con la que se besen. Por ejemplo, una pareja que tiene un año, se besa en cualquier parte muchas veces al día. Las que tienen tres, se besan reconociendo que el mismo sabor es el que marca la pauta. A los siete, ya son besos ejecutivos y de despedidas. Para las que superan los quince años todo es asunto de hermandad.

Lo básico y lo contundente está en la acción, el cuerpo y las sensaciones varían a medida que van pasando los años, se vuelven más misteriosas y pueden terminar expresándose con el beso.

La elaboración del beso, como un poema o una escultura, depende de la maestría con la que se asuma el acto, la posición, el espacio, el regodeo, la cercanía; no es lo mismo darse un beso en un mercado que en medio de la calle Oficio. En el mercado puede saber a vinagre o a barra de guayaba. En la calle Oficio puede saber a victoria y si es prolongado, los recuerdos del calor se pueden hacer presentes.

La frecuencia con la que se realiza demuestra la capacidad primitiva o moderna de concretar la acción; pueden verse tres capítulos diarios: el primer beso, el mañanero, lleno de distancia y olores; el segundo, después del almuerzo, antes de irse al trabajo; y el beso en la noche antes de dormir, que puede terminar al día siguiente.

El beso se reedita constantemente, pues está hecho de un material renovable sujeto por las pasiones y la diversidad de los cuerpos.

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