Performance gratis
COLUMNA BASTARDOS

Mi odio patológico hacia la humanidad ha logrado sobrevivir a esa “libertad” que dan las redes sociales a los usuarios para promover(se) su “trabajo”.
He(mos) criticado todos a esos influencers, generadores de contenido, modelos y fotógrafos más de un millón de veces y se ha teorizado, debatido y expuesto bastante. Pero no puedo evitar caer sobre el mismo tema y es que hace un tiempo he visto un crecimiento, no entiendo la razón, de perfiles que promueven “artistas del performance”.
Quiero echarle la culpa a la pandemia que nos ha encerrado en casa y, teniendo tanto tiempo libre, a muchos les ha dado por abrir cuentas para su “contenido”. Además del tema del performance también hay escritores, revistas online, críticos, activistas de whatever causa. El denominador común entre ellas es “el arte”. Interesante es la unidad que han creado entre sí estas cuentas: se siguen entre ellas, se comentan mutuamente “#Morí”, hasta se etiquetan en sus estados. ¡Pa la pinga! ¿Serán cuentas de la misma persona, será un plan malévolo de algún artista “vaco sagrado” para gobernar el mundo? No sabría decirlo con certeza, seguro Elvia Rosa sabe, tengo que preguntarle; mientras, me tienen el muro lleno de hamparte y perfiles repletos de videos “performáticos”, pretendiendo discursar sobre metatranca vacía y estéticas reiteradas. No soy un crítico de arte, pero me da la gana y me permito expulsar todo mi veneno.
De pronto ya no son seguidores de la obra de la señora Abramović. La pobre Marina pasó a ser “básica” como Kahlo o Warhol; ahora le hacen réquiem a Mendieta reclamando justicia para su cabeza, besan los pies de la “gusanera” y anti 349 sin haber leído la Gaceta Oficial, apoyan al #BlackLivesMatter y, tampoco sé por qué razón, todos son de la comunidad LGBTIQ+ … Me estoy alterando.
Ahora los graduados de Historia del Arte cuelgan publicaciones (y etiquetan alrededor de 50 cuentas) y videítos que van de 10 segundos a 1 minuto. Escriben en el texto que acompaña el post una muelaza metatrancosa, llena de palabras sacadas de Paradiso o de algún libro de Carpentier y claman desesperadamente justicia, libertad, igualdad…
Y hablo de post, si deslizas tu dedo y entras a las stories, vas a disfrutar de una variada gama expositiva que va desde selfies y putería en hoteles de Varadero a más videos performáticos de rezos yorubas y gritos guturales. Me he dado cuenta que he gastado cantidad de datos móviles. Pasé de divertirme escribiendo comentarios y ser bloqueado, a un estado irascible hacia ese hashtag cubanbasura.
Algunos amigos me dicen que no coja lucha con eso. ¿Cómo no voy a coger lucha? Yo sé que es cierto todo eso de que el “arte es subjetivo”, “todo puede ser arte”, pero ni pinga, pobre Danto si vuelve a la vida y se echa un minuto de un chamaco vestido de servicio militar pintándose los labios sin parar o una tipa en posiciones de yoga cantando rezos afrocubanos. ¿Eso es Arte? ¿Estamos presenciando la verdadera muerte del Arte? ¿Por qué tantas personas siguen esas cuentas? Merecemos el COVID. Si eso es Arte, entonces yo puedo ser crítico y por eso me da la gana de escribir esto.
¡Ahh, y las exposiciones virtuales! Pero eso es otro tema, mientras, estaré en Instagram.